martes, 31 de mayo de 2011

Chocando contra la realidad

Cuando uno va a un clasificatorio para un Campeonato de España es porque, obviamente, sabe que tiene alguna opción de clasificarse. Si no lo hace es que no ha cumplido las expectativas, y por lo tanto ha fracasado en el intento.

Amaneció nublado y justo cuando nos preparábamos para salir del hotel en dirección a boxes empezó a llover. Sin otra opción, cogimos la bici y a mojarse. Las chicas ya corrían y cada vez que entraban en una rotonda alguna de ellas caía. Justo cuando hablábamos con Albert de que no pintaba muy bien… ¡Pinchazo! Menudo panorama: cambiando una cámara en el pequeño arcén de una carretera, lloviendo y con chicas pasando en bici muy rápido. A partir de entonces dejó de llover poco a poco y justo antes de que empezásemos el Sol ya quería sacar la cabeza.

(Imagen de archivo)

La carrera no tuvo secreto. Había un nivel altísimo. Empezamos a nadar y se formaron dos puntas (una comandada por Godoy y la otra por Pedro Miguel Reig). En la boya hubo guerra como las de antaño. La sensación que tenía era que iba bien, nadando cómodo. Ese fue el mayor error. Un NO nadador tiene que sufrir en el agua para salir en una posición mínimamente correcta. Tocamos tierra. Justo en ese momento giré la cabeza y me di cuenta de que casi no había nadie detrás. Transición muy, muy rápida y vi la luz. Una voz desconocida pero supongo que amiga dijo: “Venga va, que Pamblanco está ahí delante” (Ese “tal” Pamblanco acabó en el TOP10). Puse la sexta marcha y pisando a fondo llegué a una primera rotonda donde se desvaneció esa mínima opción de clasificación: el triatleta al que estaba a punto de rebasar se fue al suelo y para esquivarlo tuve que salir del circuito, perdiendo un tiempo valiosísimo.

A partir de ese momento se armó un grupo de unas 8 unidades del que tiré. Durante 15 km no aflojé el ritmo ya que la distancia con el pelotón delantero disminuía poco a poco, pero a falta de esos 5 km, hartó de pedalear, tiré la toalla.

Llegamos a la T2 sin opción alguna. Ya solo faltaba terminar. La carrera a pie no tuvo ningún aliciente, ningún objetivo. El pescado se había vendido 30 minutos antes. Al final acabé en una pobre 49ª posición de la general.

(Imagen de archivo) 

Los otros Gladiadores desplazados allí tuvieron suerte diversa: primero, pocos adjetivos pueden describir el carrerón de Albert Reig. Estuvo “ahí” desde el minuto 1, luchando por los puestos de honor y acabo rozando el TOP10. Felicidades Albert, la plaza es tuya. En cambio Aitor Alejandre no pudo terminar, pero pronto nos deslumbrará con su calidad, estoy seguro. Por su parte Miquel Guerrero, María Navío y Xavi Dalmau consiguieron holgadamente su plaza para grupos de edad.

En mi caso, pues evidentemente no salió como esperaba. Me he dado cuenta de que cuesta plasmar el entrenamiento de la piscina en aguas abiertas.

Ahora unas semanas de descanso de triatlón servirán para coger fuerza frente a un mes de julio que se presenta muy interesante.

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