viernes, 12 de abril de 2013

Primera cita de 2013: ICAN Málaga

“Núria y Richard, mirad, éste que esta allá sentado se parece a mi hermano… jejeje…” (…un momento…pero si…) “Què collons fas aquí BRO?” Una pregunta de lo más oportuna seguida de un abrazo y de una sonrisa de oreja a oreja. Efectivamente, mi hermano y Andrea decidieron acercarse a la Europa más meridional para apoyarme en el debut triatlético de la temporada. Una batidora mezcló la felicidad, el nerviosismo, la sorpresa, la emoción, la ilusión en mi cuerpo. El viaje empezó de una forma inesperada. Única.

(Momentos antes de tomar el avión. Con Núria y Richard)

Sumamos, todos, un diez en logística. 5 personas, tres hoteles, dos bicis, 5 maletas, dorsales, entrenamientos… Realmente difícil de gestionar pero hace falta mucho más para que nos desbordemos. Ni el contratiempo de reventar un tubular a la otra punta de Málaga pudo, en este caso, con Richard y un servidor. Bajo un Sol que ya dejaba entrever el calor veraniego, encontramos una tienda de bicis de un chico rumano, ex­profesional de la MTB, que muy amablemente nos atendió. Me prestó una rueda y se ofreció a cambiar el tubular por la tarde (abriendo expresamente) para que pudiera entrar en boxes a tiempo. De tanto en cuanto uno encuentra gente especial, buena, que vale la pena.

(Pistoleros)

La salida del ICAN Málaga estaba dividida en dos bloques: los PRO’s quedaban adelantados unos cinco metros con respecto a los GRUPOS DE EDAD (por así decirlo). Había TOP’s (desafortunadamente no “models”) allá donde mirabas: Calle, Blanchart, Alfaro, Ward, Rodríguez, Tejero… Tuve la fortuna de obtener un gorro blanco para poder empezar con ellos. ¿Ventajas? Librarse de los primeros golpes de la temporada. Unos 200 metros muy limpios hasta la primera boya me colocaron en una posición adelantada. Una sola vuelta rectangular con dos rectas larguísimas daba un perímetro a nadar de unos 2,2 km. En la primera de ellas el grupo se estiró exageradamente. Un par de escapados (según me han contado) e inmediatamente después se formó el primer grupo. Pocos metros me separaban de los últimos pies elegidos. Ellos un tren a vapor entero, yo, una vagoneta a pedales. Mientras se desfragmentaba el grupo, esa soñada estela se desvanecía. Los 1500 metros restantes los nadé en solitario. Una lástima. De todas formas, iba recortando metros a un triatleta despistado y nos jugamos al sprint ser el primero de los dos en tocar tierra (que afán competitivo…). Desafortunadamente no se puede ganar siempre… 18º me cantaron.

(Momentos antes de la salida)

Una rápida T1 me catapultó encima de la ISAAC. Que placer poderla exhibir en competición. Atractiva, agresiva, rápida. 3 giros en un circuito de ida y vuelta con solo un par de repechos se traducía en velocidades de vértigo. Siempre acoplado. A pesar de que devorábamos km a toda velocidad, nadie se vislumbraba en el horizonte. En cambio por la retaguardia pasaban como aviones: Rodríguez, Ward, Ortega, Vila, Almagro… Encima de la bici hay que saber sufrir y ahora, des de la distancia temporal, admito que no lo supe hacer. Perdí ruedas sabedor de que era capaz de mantenerlas. Afrontando ya los últimos 30 km un grupo de 7 u 8 triatletas me absorbió. Seguramente no asistieron nunca a clase de física, o de matemáticas, porqué ninguno de ellos tenía claro lo que son 10 metros. Era un descontrol. Adelantamientos y cruces muy justos me sacaron de quicio, teniendo que retroceder 10 años en el pasado para encontrar una palabra malsonante en francés para que me entendieran. Sobreviví.

(El viento fue protagonista. Había que ir acoplado)

Por otra parte, Gustavo Rodriguez entonó una melodía perfecta sobre su bici y se marchó en solitario restando más segundos al cronómetro que nadie. Richard, por su lado, estaba bien situado en el TOP5 junto a Blanchart y Alfaro.
Una T2 ligera y una primera vuelta a pie fulgurante (de las cuatro programadas) me permitieron avanzar de la casi 30º posición a la 17º. Todo funcionaba bien. De poder aguantar ese ritmo (evidentemente, en ningún caso el mismo que impuso Blanchart para intentar cazar a Rodríguez) hubiese estado más cerca del TOP10. Las fuerzas empezaron a mermarse a la segunda vuelta, seguidas por una recuperación progresiva en la tercera, y una cuarta donde pude echar el resto pasando a Raso y a Almagro. A falta de 500 metros Oriol me lo recordó: “¡Disfrútalo!”. Que con el esfuerzo a uno se le olvida. Y corrió a mi lado hasta casi el arco de meta. ¡16º!

(Recuperando posiciones)

Fue un alivio cruzar la meta. Pero es en este momento cuando uno se da cuenta del porqué de tanto entrenamiento. Si durante la carrera llegas a preguntarte si tanto sufrimiento vale la pena, cuando cruzas el cronómetro del arco ya te cuestionas cuando va a ser la siguiente.
Finalmente Rodríguez fue capaz de aguantar las embestidas de Blanchart. El podio lo completó el inglés Skipper. Richard, por su lado, volvió a deslumbrar con su clase entrando en una increíble 6º posición siendo muy regular en todos los sectores. Nunca falla. Felicitar también a Lluís Vila por su meritorio TOP10. Este hombre se sale en corta y en larga distancia. Por cierto, una organización impecable. Un evento perfecto.


La 16º posición ha ido incrementando su valor con el paso de los días. Me permite soñar, dejémoslo aquí. Hay que seguir siendo constante y metódico, y continuar sacrificando en la justa medida la vertiente más personal de la vida para seguir progresando. Al final, no tiene secreto.

(Oriol y Andrea)

Mención especial a Núria, que debutó en un triatlón, tanto como a espectadora como a mochilera de un triatleta bastante pesado. Su soporte, como el de Oriol y Andrea, fue muy importante. Merci beaucoup Oriol et Andrea pour votre visite, une merveilleuse surprise. Y como no agradecer al compañero de viaje, que además de todo lo que es, es un gran triatleta.Volveremos a Málaga Richard.

(Una foto que vale mucho)

jueves, 4 de abril de 2013

ICAN Málaga

Cierro los ojos, pienso en Málaga y se me ilumina la cara. El rostro se relaja y se entrevé una sonrisilla en mis labios. Mi mente viaja unos 8 años atrás para recordar el fantástico viaje que disfrutamos unos jóvenes de Sant Hilari con muchas ganas de comernos el mundo. Las primeras vacaciones entre amigos. La primera experiencia adulta (entiéndase como sin la figura de ninguna persona mayor). ¿La moraleja a la vuelta? “Hay que repetir”.
 
(La foto del viaje: Xavi Torres, Xavi Geli, Dani Valverde, un servidor,
Oriol Fauria y Gerard Guiu)
 
Una relación con la ciudad fugaz, intensa y sincera.
 
Y ahora, después de desearlo, nos volvemos a encontrar. Esta vez la naturaleza de la visita es distinta, aunque el fondo es el mismo: el placer, la ilusión. Así, este próximo fin de semana la ciudad se vestirá de gala, aun resacosa de las procesiones de semana santa, para albergar el ICAN Málaga, triatlón de media distancia que abre la temporada.
 
El cartel, de lujo, hace prever unos duelos gigantes. Aunque ante todo y ante todos destacaría a una figura: Richard Calle. Un ejemplo de humildad. El ejemplo de que estar con los mejores a pesar de trabajar 8 horas diarias es posible. El T&T (Teacher and Triathlete) llega fuerte.
 
Cada entrenamiento de este invierno ha estado forjado cuál espada de la Edad Media; cada km, cada metro, luchado contra la fatiga profesional del día a día. Siempre hay dudas, siempre las habrá, pero el convencimiento de que el trabajo dará sus frutos está presente. En todo esto Alvaro Rancé tiene gran parte de culpa. Su guía es imprescindible.
 
Además, la temporada empieza con una nueva arma adquirida con la colaboración de Vitalnutritech (des de aquí les agradezco el esfuerzo). Y… la bondad de Carlos López, las ruedas son fantásticas.
 
(Isaac Muon TT)
 
Todo está listo. Núria también. Prepárate Málaga.