lunes, 30 de abril de 2012

Dulce chocolate

El día se levantó espléndido. La lluvia del sábado dejó paso a los primeros rayos de sol a las 6:15 del domingo. Banyoles nos recibía de nuevo. Mi ciudad talismán. Allí debuté en distancia olímpica; en otro olímpico, empecé a correr 3º después de una buena remontada en bici para luego sucumbir al esfuerzo y tirar la toalla; en el año 2011 casi me clasifiqué para el Campeonato de España élite, en pleno proceso de recuperación físico-mental debido un mal principio de temporada; ese mismo 2011 finalicé 8º en el campeonato de Catalunya de distancia olímpica. Ayer nuestros caminos se volvieron a cruzar y fui recompensado de nuevo: una 4º posición absoluta en el triatlón de distancia B que sabe a gloria.

La primera mala noticia fue que la natación quedaba recortada de 2200 a 1500 metros debido a la temperatura del agua. Poco a poco siento más afinidad con el medio acuático. 4 años nadando sin tregua empiezan a dar sus frutos hasta el punto de enojarme si reducen la distancia a nadar. Nervios antes de empezar. Las primeras brazadas los difuminan. La concentración ya es máxima. A los 200 metros se formó un grupo delante “¿Es el mío?” me pregunté. En las carreras hay que tomar decisiones rápidas. La mía fue la de aguardar (Pacho aparece siempre). En paralelo un triatleta que al ver que el grupo delantero de alejaba paulatinamente decidió esconderse detrás. Última boya y todo seguía igual (de bien). Ritmo constante, pero alegre, y encarando los últimos 300 metros. La recuperación de la verticalidad coincidió con el conocer que tocaba tierra en decimotercera posición. Ni en mis mejores pronósticos.

(Antes de empezar)

Quedaba mucho, siempre queda mucho después de la natación de un B. A partir de ahí hasta el final es fundamental comer e hidratarse. Me gusta felicitar cuando alguien lo hace bien, cuando alguien se lo merece, y más si es una persona a la que respeto y admiro dentro y fuera de las competiciones. Así, el sector ciclista tuvo nombre y apellidos: Carlos López. Su llegada al grupo supuso un alivio para mí. Estábamos rodando juntos (siempre manteniendo distancias) Gussinyer, López, Torres y un servidor. Atrapamos a Julio Cardo (mi mentor) y cuando se disponía a entrar en esa dinámica positiva de grupo la mala fortuna se cebó con él. Se fue al suelo, arrastrando a Gussinyer, y parece (a falta de confirmación) que tiene el radio fracturado. ¡Te deseo una pronta recuperación!

(Terminada la primera vuelta sobre las dos ruedas)

Carlos y yo pasamos la primera de las dos vueltas en 7º y 8º posición respectivamente. Por delante, a tiro de piedra, Peris, Torres y Viñolas compartían esfuerzo. Fue en esa segunda vuelta donde Carlos, a sabiendas de que estábamos los dos solos, tiró de su dilatada experiencia para hacernos llegar lo más frescos posibles a la carrera a pie. Dominaba los ritmos, los tiempos. Intentábamos relevarnos para dividir el desgaste psicológico que conlleva ir delante, aunque sin ninguna duda él se cargó esa responsabilidad durante más tiempo. Disfruté.

(A punto de entrar a la T2)

Estuve visualizando la carrera a pie algunos días antes. Los entrenamientos de esa misma semana presagiaban algo bueno. Salí a correr en 7º posición. Por delante tres vueltas de poco más de 6 km. Un TOP10 era un gran resultado. Fueron cayendo los km. La muchedumbre debido a triatletas doblados no permitía simular una hipotética clasificación. De hecho a mi me daba igual, iba con todo. Superé a Peris, Lloret, Torres, Pellejero y Viñolas sin llegar a rodar nunca en 2º posición ya que Capdevila, con un parcial a pie estratosférico, me quitó las pegatinas sobre el km 10. Pero corrí tercero, antes de ser superado por Rodríguez, con otro parcial a pie fantástico. Si un TOP 10 ya era una victoria, imaginaos un TOP 5. En la contra-recta a meta pude relajarme, disfrutar, medalla de DULCE chocolate. Por su parte Montguillot hizo un triatlón magnífico llevándose el triunfo con solvencia.


(A pocos metros de entrar a meta)

Carlos acabó 9º sin poder desarrollar al 100% su potente carrera a pie, un mal día. Lucas entró tercero del club después de sufrir durante 14 km el dolor de su lesionada rodilla. Rozamos el podio por equipos.

¡Felicidades a todos los/las gladiadores/as que estuvieron allí compitiendo y animando!

¡Agradecer el soporte del de siempre! El que nunca falla.

Ahora empieza la corta distancia. Cambio de chip. Aunque la media distancia volverá.

La crónica del duatlón de Soria se retrasa unos días.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicitats artista. Darrera d’aquesta medalla de dolça xocolata i ha un “llevar-se ben d’hora, ben d’hora, ben d’hora”, els que estem al teu costat ho sabem bé.

Gràcies! "el que espera no fallar mai".

Oriol dijo...

Bé bé, posa't les piles que d'aquí poc en tindràs un que estarà enganxat a darrera teu com una lapa :)

Antolí Fauria dijo...

Anònim! Ja sé qui ets! Jeje. Gràcies a tu!

Oriol, et faré patir!