viernes, 30 de septiembre de 2011

Finalmente afincado en el TOP-10 catalán?

Si quedaba una mínima opción de correr un triatlón más, esa se desvaneció justo en el momento del calentamiento. La sensación de tener los brazos pesados sumada al deseo de terminar (antes de empezar) dejaban claro la opinión del cuerpo y de la mente sobre el alargar un poco más la temporada. El triatlón spirint de Calafell la cerraría.

(Tráfico en la salida)

La salida se realizó desde una abertura que comunicaba la playa con el puerto. Su anchura, aproximadamente de unos 15 metros, hacía presagiar una salida difícil. Conseguí un sitio a primera fila con el objetivo de salir a por todas (el cansancio previo al calentamiento no pudo con la emoción y la voluntad de intentar hacerlo bien des del inicio). Salida, primeras brazadas y batalla campal: una situación que se podría calificar como dramática y angustiosa hace un par de años, pero en la que actualmente soy capaz de sobrevivir, incluso de interpretar para sacar un beneficio propio. Unos pies caprichosos se las tomaron con mis gafas y perdí tiempo, mucho tiempo. La posición del Sol no ayudaba, solo con una brújula se hubiese podido seguir la trazada perfecta. En el giro de la tercera boya (previo a la última recta para enfilar dirección a la T1 y completar el extraño cuadrilátero del circuito de natación) el jaleo fue máximo: hubo un encontronazo entre los que volvíamos de ella y los que iban a por ella, provocando situaciones peligrosas. Esto dio un empujoncito a los menos honestos para no girarla. Con todo, me encontraba en medio de un gran pelotón en el que tenía que esquivar a la gente para progresar. Toqué tierra con la sensación de no estar en carrera. Lucas, Sergio y Edmon del club también estaban ahí.

Sin embargo, la gran sorpresa de la mañana, ya encima de la bici, fue que desde un principio fuimos capaces de entendernos. Perdíamos bastante tiempo con cabeza de carrera, o trabajábamos juntos o se nos iba la posibilidad de luchar por las plazas de honor. Empezando por Lucas, muy generoso en el esfuerzo, y siguiendo con Cristian Cofiné, Lluís Vila y más tarde Sergi Martínez (que vino por la retaguardia), Raúl Gómez (que estaba en uno de los grupos que cazamos) y alguna otra colaboración espontánea, enlazamos, al final de la tercera vuelta, con el primer grupo (que no cabeza de carrera). Daba gusto dar relevos de esa forma, con esa gente. No había quejas, ni especulación, entre los 6 que constantemente entrábamos solo teníamos en mente el avanzar. Por delante solo rodaban Rodrigo Torres y Albert Parreño, que se jugarían la victoria.

(Empujando fuerte)

La tercera plaza estaba en juego y la consigna era clara: ir a por ella. Con Vila, Castellvell y Baldellou formamos un cuarteto que fue el que salió primero de la T1. 

(Castellvell, Vila, Baldellou y un servidor)

El ritmo era tan frenético que ni el hecho de pensar que era el último esfuerzo de la temporada me permitió seguirlo. Antes de llegar al primer km ya había perdido unos metros y al punto de giro la distancia con ellos ya era insalvable (finalmente Vila ocuparía el tercer lugar del podio). Ya sin opciones, justo de fuerza y deseando terminar, corrí tanto como pude pero sin sufrir, siendo rebasado por Sala, Martínez y Gómez. De esta forma, acababa la temporada otra vez en el TOP-10, entrando en la novena posición absoluta.


(A poco para cruzar la linea de meta)

Destacar que era campeonato de Catalunya por grupos de edad, y esa novena plaza me permitió quedar tercero en el grupo de 25 a 29 años.

Por equipos subimos a lo más alto del podio gracias a las fantásticas actuaciones de Rodrigo Torres (que ha cogido gusto a eso de ganar) y Lucas Chirico, que cerró el TOP-10.

Felicitar a Carlos López por su victoria en la modalidad olímpica, demostrando que tiene cuerda para muchos años más.

Ahora es tiempo para descansar, para disfrutar durante algunas semanas de lo que no es triatlón.

Pronto el balance de la temporada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué buena temporada… Y qué buenas crónicas Antolí, leyéndolas me transformo en tu sombra y nado, pedaleo y corro como dios (y sin tener que entrenar, je je).

A través de ellas advierto, desde mi estupendo sofá, que en el deporte la rivalidad no está necesariamente reñida con el compañerismo ni con el buen humor, se gane o se pierda, y eso me parece genial. Un abrazo. Tu primo Levi.