jueves, 22 de septiembre de 2011

Campeonato de España de Triatlón (Vigo 2011)

¡Y el día llegó! Después de un ajetreado viaje a Santiago, hacer noche al piso de mi amigo Estanis, ir con él en tren hasta Vigo, pasar por la reunión técnica y dormir en un hotel al lado de la fábrica de Pescanova, ya me enfundaba el traje de neopreno en la Playa de Samil. Estaba a punto de enfrentarme al triatlón con el nivel más alto des de siempre. Los nervios no eran tantos como en ocasiones anteriores, aunque sí que aparecieron los justos como para no perder el temple pre-competición.

(Antes de empezar, con Estanis)

Rodrigo, Lucas y un servidor, al tener los últimos números de la parrilla, nos tocó situarnos en la tercera línea de salida. El segmento de natación consistía en dar dos vueltas de 750 metros tocando tierra entre ambas. La salida, como si una tromba de elefantes corriendo se tratase, fue limpia. Hasta la primera boya hubo de todo. Cada uno de los triatletas movía estratégicamente sus fichas para beneficiarse de cada situación. En la contrarrecta, después de dejar a la izquierda las tres boyas, el grupo se estiró. A pocos metros había un pelotón, mi pelotón. Incrementé la frecuencia de brazada, le di al botón de la nitroglicerina, toqué tierra, en aquel momento aun no estaban lejos, pero al conseguir otra vez la horizontalidad para seguir nadando, las sensaciones fueron tan malas que la persecución cesó. A partir de entonces, y al notar que me tocaban pies, me dejé caer para introducirme dentro del grupito que me había seguido.

(A por la bici)

Una buena transición precedió a un gran alivio. El grupo en el que empecé el sector ciclista era lo suficientemente bueno para no tener que sufrir a ser doblados (en las carreras élite y en el sector ciclista, el corredor doblado es eliminado). Las ocho vueltas de menos de 5 km que restaban por hacer tenían una subida de aproximadamente 1500 metros con un repecho final mal asfaltado que te robaba todo el aire de los pulmones. Tiré la primera subida con la ilusión de colaborar para enlazar con el grupo de delante (en el que iba bien acomodado Álvaro Rance). Ahí el primer error. Sabía que no iba sobrado de fuerza pero aun así el ímpetu y las ganas de empujar pudieron más. Desgasté mucho y me escondí. A la cuarta vuelta, aun sabiendo que el grupo de Álvaro era inalcanzable, decidí tirar de nuevo la subida (esta vez marcando un ritmo más exigente). Ahí el segundo error: antes de coronar ya perdía 10 metros que se convirtieron en 50 en la consiguiente bajada. Dejé toda mi alma para volver a conectar.

(Primeros compases sobre las dos ruedas)

En las últimas cuatro vueltas lo pasé mal para aguantar la rueda del grupo (que se hizo mayor después de que siete u ocho triatletas llegasen por detrás). Mientras, Rodrigo estaba en el grupo perseguidor de cabeza y Lucas daba todo y más para mantenerse en carrera.

(Intentando no perder la técnica de carrera)

Entré en la T2 bien situado. La primera de las cuatro vueltas de carrera a pie la corrí con gran facilidad. “A ver si no pasa factura ese sufrimiento sobre las dos ruedas” pensé con optimismo. El positivismo no surgió efecto y a partir del km 3 apareció el dolor, empezando por el estómago y siguiendo las piernas hasta los pies. A partir de ahí no quedaba otra que regular para acabar lo mejor posible. Me pasaron más de 10 triatletas antes de cruzar la línea de meta en la 65ª posición final.

(Lástima que iba con vuelta perdida)

Por otro lado, Rodrigo alcanzó una magnífica 17ª plaza (solo al alcance de unos pocos), mientras que Lucas consiguió, después de una lucha épica sobre su Specialized, un meritorio 80º lugar. Eso sin olvidarnos del carrerón de Álvaro Rance (del Puigcerdà), acabó ni más ni menos que el 31º de la general.


Por equipos quedamos 8º, mejorando el resultado del año anterior y sumando valiosos puntos para el CN Prat-Triatló de cara el ranking nacional.

Por mi parte contento por haber podido participar en una prueba de este calibre y con las ganas de repetir. Creo que voy a comprar un abono para estar cada año allí, con los mejores.

(Hay que tomárselo con alegria el final de la temporada)

La temporada llega a su fin: momento de hacer balances.

GRACIAS ESTANIS. GRACIAS EMMA.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabona Antolí, pels amics, per la cursa i per aquesta alegria. No la perdis mai! Una abraçada. Levi.