miércoles, 1 de diciembre de 2010

Amigos

A lo largo de la vida, el hecho de encontrar amigos o no, está muy estrechamente ligado a la fortuna. Pues en este sentido, estoy orgulloso de proclamar que a mí me ha sonreído.

Esta entrada va dedicada exclusivamente a un pequeño grupo de ellos, los que comúnmente se llaman, si vives en la ciudad, los amigos del pueblo. O, si eres muy romántico, también puedes definirlos como los amigos de toda la vida.

Ellos son los que te aguantan todo el fin de semana escuchando sábado tras sábado: “Hoy solo cena porqué mañana compito” o “No! No puedo ir a jugar a futbol ahora que dentro de un par de horas tengo que irme”. Después de la “excusa” uno tiene que ser fuerte para no dejarse engañar vilmente por sus cantos de sirena, y si ni de esta forma consiguen su propósito, sale de su boca alguna que otra pícara crítica para hacer sentirte culpable: “Contábamos contigo…”.

Luego, a pesar de todo, después de pensar que no te entienden, te sorprenden como se sorprende un niño cuando se levanta el 6 de enero por la mañana.





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