sábado, 14 de septiembre de 2013

Otra experiencia Suiza


Como ya viene siendo habitual estas últimas temporadas, un par de veces al año me desplazo a Suiza con el fin de participar en alguna prueba triatlética en el país transalpino. Disfrutar de otros contrincantes es básicamente el principal reto. No conoces a nadie. Nadie te conoce a ti. Es una carrera a ciegas. Sin embargo, unos suculentos premios económicos, fueron unos cánticos de sirena irrechazables para algunos profesionales consolidados en la élite mundial. Uno solo puede mirar con admiración a triatletas como Sven Riederer, TOP 10 en los juegos olímpicos de Londres 2012. O a los hermanos Salvisberg, emergentes triatletas del país centroeuropeo.

Foto familiar

Sobre el lago de Neuchâtel (que también baña la localidad de Yverdon-les-Bains) había dibujado un triangulo con unas boyas esbeltas y amarillas. Una piscina de muchos metros cuadrados en toda regla. Cuatro triatletas, los tres nombrados anteriormente y un profesional australiano, rompieron el grupo con una facilidad pasmosa. Distinta sangre circula por sus venas. Se formó otro grupo perseguidor que tocó tierra a unos 40’. Mientras que un servidor iba introducido en el tercero. Aquel ritmo era el mío. Mis brazos me lo susurraron a lo largo de los 750 metros recordándome que aún faltan muchas series en la piscina para seguir mirando hacia adelante.

La particularidad de la mayoría de triatlones suizos es que son sin drafting sea la distancia que sea. Trancisioné rápido. La suma de tres vueltas en un circuito callejero y con una subida de 1,5 km al 7% completaba el sector ciclista (posiblemente erré en la elección de la bicicleta. No era un circuito para la Isaac Muon TT). Sin comunicación alguna nos asociamos Stalder y un servidor. Yo tiraba en la subida y en la bajada del pequeño puerto y él se encargaba del llano revirado en medio de Yverdon. Recortábamos con el grupo que nos antecedía (no con respecto a Riederer y a los hermanos Salvisberg). Estoy seguro de que podría haber intentado la aventura en solitario. Sobre las dos ruedas las piernas funcionan mejor que nunca.  Existe una simbiosis especial con la bicicleta. Nos respetamos. Y cuando las calas entran en los pedales, cuando se oye el “tac”, la comunión es perfecta.

Corriendo al compás junto a Stalder

Empecé a correr en la última plaza del TOP 10. Se podía mejorar. Las diferencias con algunos de delante eran asequibles. Otra vez una buena asociación con Stalder, compartiendo esfuerzo y ambos cogiendo responsabilidades, nos permitió llegar a la 7ª y 8ª posición. Era consciente de que hacía mucho tiempo que no corría de aquella forma. Finalmente, perdí el duelo directo con mi compañero de viaje y a la postre uno de los atletas del equipo Salomon suizo (ganador de ultra-trails) nos adelantó a los dos a falta de 300 metros. Los tres quedamos separados por 13 segundos. Acabé con la efímera sensación agridulce de haber podido terminar primero de los no profesionales.  Entre las tareas pendientes queda aprender a sufrir un poco más en el último tercio de cada prueba.


Podio no profesional

Otra vez las cosas salieron bien y me llevé de Suiza una valiosa 9ª posición absoluta, un podio y la foto con Sven Riederer.


Junto a Sven Riederer

Oriol, continuaré subiendo. Me gusta tu país y tu sofá-cama.

2 comentarios:

cristina prat dijo...

RESPECT!!! felicitats!

Antolí Fauria dijo...

Gràcies Cris!!!!!