lunes, 20 de junio de 2011

Cursa de Puigmoltó 2011

Ayer nos desplazamos a Sant Bartomeu del Grau para, después de semanas sin hacerlo, competir de nuevo. El objetivo era una carrera de montaña de 11,3 km para continuar con la preparación de cara a ese difícil (e interesante) mes de Julio que se acerca.

(A Taiga también le hubiese gustado correr, seguro)

Empezó la carrera con un tramo de aproximadamente 1km de asfalto. Corría en el grupo delantero formado por unas 15 unidades sobre un total de 200 participantes.

(Salida)

El objetivo era mantenerse a “rueda” pero en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en cabeza. Incrementé el ritmo (en ningún momento dejando el llano/bajada), la zancada era buena, acorde con la superficie por la que corríamos. Pero a partir del km 3 la cosa se complicó. Esas magnificas carreteras limpias por las que fácilmente podían circular vehículos motorizados dejaron paso a los senderos dibujados en medio de la vegetación. Agujeros, rocas, raíces, ríos, árboles y dos leves torceduras de tobillo activaron mi sensor de precaución (“No vale la pena arriesgar más”, pensé). Durante esos 100 primeros metros de terreno 100% forestal me pasaron 3 atletas que bajaban por aquellos barrancos como si fuesen ciervos. Sin visualizar el final del bosque (y por tanto sin poder intuir el final de la bajada) llegó el punto de inflexión a lo que a precaución se refiere. Aun rodando cuarto me metí dentro de un agujero que había al lado del camino (debido a un mal apoyo), quedando cubierto por maleza hasta la cintura. El susto fue grande y a partir de entonces definitivamente cambié el chip (“Acabar entero”). Sobre el km 5 esas bajadas técnicas y ratoneras tocaron fin, pero lo mejor estaba por llegar. Cuando ya rodaba séptimo llegué en un punto de control. Había un camino “normal” a la izquierda, intenté seguir por allí (era lo más lógico), sin embargo un hombre de la organización dijo: “¡Arriba!”, señalando una pared (no se podía denominar de otra forma). Subía andando por las escaleras excavadas en la tierra que facilitaban el avance. Las manos: necesarias en todo momento para seguir. En algunos puntos la perpendicularidad con el suelo era perfecta.

Por suerte sobre el km 8 había un pequeño tramo favorable. Pasé a ocupar la novena plaza. Ya solo faltaban 2 km, pero vaya dos. Otra vez alternaba el correr con el caminar, dependiendo del desnivel. La llegada a meta (con 55'07'') fue un alivio.

Después, una vez duchado, decidí buscar el perfil de la prueba. Si lo llego a ver antes…

(Perfil de la prueba)

De todas formas se convirtió en una buena experiencia el hecho de correr por vez primera una carrera de montaña de verdad (la organización exquisita). Hay que estar muy preparado para sacar adelante con garantías de éxito una prueba de este estilo: donde la adaptabilidad al medio y la fuerza son pilares, y la continuidad y la técnica de zancada brillan por su ausencia.

El próximo sábado más: Triatló de Puigcerdà.

1 comentario:

Jordi dijo...

Tant d'asfalt i córrer de pressa no pot ser bo, home!
A fer una mica el senglar!

Vinga, que a Puigcerdà sí que fotràs mal.