No me voy a equivocar si digo que el 31 de diciembre es
el día con más carreras simultáneas en toda la península, y consecuentemente se
convierte en el día en el que más atletas se echan a las calles para correr. El
carácter lúdico-festivo de las San Silvestres, sumado al post banquete rodeado
de familia y/o amigos para despedir el año, las convierten en unas carreras especiales.
En los últimos tres años la elegida siempre había sido la
de Girona. Una carrera de 5 km caracterizada porque la mayoría de atletas y
triatletas de la provincia se reúnen para probarse. Siempre es interesante
medirte con los mejores de tu zona.
A pesar de eso, este 2012 lo despedí des de otra cota
geográfica (tanto en el ámbito deportivo como en el personal). Así, pasé unos
magníficos días con la mejor de las compañías en la parte más septentrional de
una comarca con historia, el Berguedà.
Ya centrándonos en lo estrictamente deportivo, la capital
de la comarca, Berga, acogió la 13ª edición de su San Silvestre. Los atletas
estábamos citados a la línea de salida a las 18.30. Antes pero, surgió la
brillante idea de uno de los miembros de este staff nuevo que me acompañó y
acabamos todos con los cuernos del reno Rudolf en la cabeza (lo dicho, una
carrera lúdico-festiva…).
Puntualmente, y de una forma muy original, un trabuco dio el pistoletazo de salida. Como es habitual en este tipo de carreras populares, no es hasta bien entrado en el km 1 donde uno puede analizar el estado de la misma, intuir como se desarrollará o estudiar a los rivales. Los corredores más imprudentes tienen tendencia a dar demasiado en los primeros metros, y poco a poco la exigencia del ritmo les pasa factura. Así, ese primer 1000 dejó en cabeza a 6 atletas. El instante me reclamaba paciencia, debía quedarme a la expectativa aprovechando la ventaja de ser el desconocido. Los cuernos, un complemento puramente estratégico, ayudaban a que pasase desapercibido. En otro momento, y sintiendo ese ímpetu y esas ganas en el tren inferior, hubiese decidido tirar del grupo. Esta vez no, por fin la experiencia empieza a dar muestras de poder y de control. Sobre el km 2,5 el pequeño pelotón cambió de líder. Dos atletas del Club Atlètic Berga dejaban entrever sus intenciones. Su agilidad, su cadencia, su vestimenta, dibujaban auténticas máquinas de correr. “Ese es mi tren” pensé. El ritmo sostenido, se convertía en más y más exigente por la fatiga acumulada. Era el momento de mover ficha y escalé en el grupo para buscar el rebufo de los co-líderes del momento. “Buena elección, ahora a sufrir” pude coordinar en mi mente. En ningún momento miré atrás, ese es un signo de debilidad y por tanto, un input positivo para los que precedes. El Garmin me avisó de que solo quedaba un km para meta. Mi cara de póker hacía dudar a los atletas del Berga, que se giraban para ¿mirar mis cuernos de Rudolf?... Vete a saber... Desafortunadamente para mí, una última subida a falta de unos 500 metros me impidió luchar en el sprint final a tumba abierta. A pesar de eso, la pérdida de metros permitió que pudiese disfrutar y saborear este sorprendente tercer puesto.
A lo que a tiempo se refiere, paré el crono en 16’08’’, muy cerca del tiempo del año pasado en la San Silvestre de Girona en la que bajé por segundos de 16’, siendo la de Berga un poco más dura en el recorrido.
Ese es el camino.
Una forma muy bonita para finalizar un gran 2012.
1 comentario:
Buenas,
Pues ya sabes, en el próximo triatlón que hagas te pones unos cuernos (como complemento estratégico) y así darás la sorpresa!!!
¡Feliz Año!
Pacho
Publicar un comentario