“Núria y Richard, mirad, éste que esta allá sentado se
parece a mi hermano… jejeje…” (…un momento…pero si…) “Què collons fas aquí
BRO?” Una pregunta de lo más oportuna seguida de un abrazo y de una sonrisa de
oreja a oreja. Efectivamente, mi hermano y Andrea decidieron acercarse a la
Europa más meridional para apoyarme en el debut triatlético de la temporada.
Una batidora mezcló la felicidad, el nerviosismo, la sorpresa, la emoción, la
ilusión en mi cuerpo. El viaje empezó de una forma inesperada. Única.
(Momentos antes de tomar el avión. Con Núria y Richard)
Sumamos, todos, un diez en logística. 5 personas, tres
hoteles, dos bicis, 5 maletas, dorsales, entrenamientos… Realmente difícil de
gestionar pero hace falta mucho más para que nos desbordemos. Ni el
contratiempo de reventar un tubular a la otra punta de Málaga pudo, en este
caso, con Richard y un servidor. Bajo un Sol que ya dejaba entrever el calor
veraniego, encontramos una tienda de bicis de un chico rumano, exprofesional
de la MTB, que muy amablemente nos atendió. Me prestó una rueda y se ofreció a
cambiar el tubular por la tarde (abriendo expresamente) para que pudiera entrar
en boxes a tiempo. De tanto en cuanto uno encuentra gente especial, buena, que
vale la pena.
(Pistoleros)
La salida del ICAN Málaga estaba dividida en dos bloques: los PRO’s
quedaban adelantados unos cinco metros con respecto a los GRUPOS DE EDAD (por
así decirlo). Había TOP’s (desafortunadamente no “models”) allá donde mirabas:
Calle, Blanchart, Alfaro, Ward, Rodríguez, Tejero… Tuve la fortuna de obtener
un gorro blanco para poder empezar con ellos. ¿Ventajas? Librarse de los primeros
golpes de la temporada. Unos 200 metros muy limpios hasta la primera boya me
colocaron en una posición adelantada. Una sola vuelta rectangular con dos
rectas larguísimas daba un perímetro a nadar de unos 2,2 km. En la primera de
ellas el grupo se estiró exageradamente. Un par de escapados (según me han
contado) e inmediatamente después se formó el primer grupo. Pocos metros me
separaban de los últimos pies elegidos. Ellos un tren a vapor entero, yo, una
vagoneta a pedales. Mientras se desfragmentaba el grupo, esa soñada estela se
desvanecía. Los 1500 metros restantes los nadé en solitario. Una lástima. De
todas formas, iba recortando metros a un triatleta despistado y nos jugamos al
sprint ser el primero de los dos en tocar tierra (que afán competitivo…).
Desafortunadamente no se puede ganar siempre… 18º me cantaron.
(Momentos antes de la salida)
Una rápida T1 me catapultó encima de la ISAAC. Que placer
poderla exhibir en competición. Atractiva, agresiva, rápida. 3 giros en un
circuito de ida y vuelta con solo un par de repechos se traducía en velocidades
de vértigo. Siempre acoplado. A pesar de que devorábamos km a toda velocidad,
nadie se vislumbraba en el horizonte. En cambio por la retaguardia pasaban como
aviones: Rodríguez, Ward, Ortega, Vila, Almagro… Encima de la bici hay que
saber sufrir y ahora, des de la distancia temporal, admito que no lo supe
hacer. Perdí ruedas sabedor de que era capaz de mantenerlas. Afrontando ya los
últimos 30 km un grupo de 7 u 8 triatletas me absorbió. Seguramente no asistieron
nunca a clase de física, o de matemáticas, porqué ninguno de ellos tenía claro
lo que son 10 metros. Era un descontrol. Adelantamientos y cruces muy justos me
sacaron de quicio, teniendo que retroceder 10 años en el pasado para encontrar una
palabra malsonante en francés para que me entendieran. Sobreviví.
(El viento fue protagonista. Había que ir acoplado)
Por otra parte, Gustavo Rodriguez entonó una melodía perfecta
sobre su bici y se marchó en solitario restando más segundos al cronómetro que
nadie. Richard, por su lado, estaba bien situado en el TOP5 junto a Blanchart y
Alfaro.
Una T2 ligera y una primera vuelta a pie fulgurante (de
las cuatro programadas) me permitieron avanzar de la casi 30º posición a la
17º. Todo funcionaba bien. De poder aguantar ese ritmo (evidentemente, en ningún
caso el mismo que impuso Blanchart para intentar cazar a Rodríguez) hubiese
estado más cerca del TOP10. Las fuerzas empezaron a mermarse a la segunda
vuelta, seguidas por una recuperación progresiva en la tercera, y una cuarta
donde pude echar el resto pasando a Raso y a Almagro. A falta de 500 metros
Oriol me lo recordó: “¡Disfrútalo!”. Que con el esfuerzo a uno se le olvida. Y corrió
a mi lado hasta casi el arco de meta. ¡16º!
(Recuperando posiciones)
Fue un alivio cruzar la meta. Pero es en este momento
cuando uno se da cuenta del porqué de tanto entrenamiento. Si durante la
carrera llegas a preguntarte si tanto sufrimiento vale la pena, cuando cruzas
el cronómetro del arco ya te cuestionas cuando va a ser la siguiente.
Finalmente Rodríguez fue capaz de aguantar las embestidas
de Blanchart. El podio lo completó el inglés Skipper. Richard, por su lado,
volvió a deslumbrar con su clase entrando en una increíble 6º posición siendo
muy regular en todos los sectores. Nunca falla. Felicitar también a Lluís Vila
por su meritorio TOP10. Este hombre se sale en corta y en larga distancia. Por cierto, una organización impecable. Un evento perfecto.
La 16º posición ha ido incrementando su valor con el paso
de los días. Me permite soñar, dejémoslo aquí. Hay que seguir siendo constante
y metódico, y continuar sacrificando en la justa medida la vertiente más
personal de la vida para seguir progresando. Al final, no tiene secreto.
Mención especial a Núria, que debutó en un triatlón,
tanto como a espectadora como a mochilera de un triatleta bastante pesado. Su
soporte, como el de Oriol y Andrea, fue muy importante. Merci beaucoup Oriol et Andrea pour votre visite, une merveilleuse
surprise. Y como no agradecer al compañero de viaje, que además de todo lo
que es, es un gran triatleta.Volveremos a Málaga Richard.
(Una foto que vale mucho)