El Sol dudaba y algunas atrevidas gotas de agua caían
desafiándolo. Eran las 8:30 de la mañana. Llegamos temprano al Prat. Núria,
Marta y Carles me acompañaron y me ayudaron con toda la logística. Ya había
algunos equipos calentando en el movido mar pratense. Los aviones decoraban un
gris cielo, aunque empezaba a romperse el espeso techo de nubes que lo cubrían.
Decenas de triatletas del Prat con sendas sudaderas azules
estaban levantando cada una de las zonas importantes: boxes, avituallamientos,
cámara de llamadas... Os aseguro que en los días previos la bandeja de correo de
cada uno de los miembros del equipo echaba humo. Para organizar un evento de
tal magnitud es necesaria una comunicación perfecta y una solidaridad que
convierte a este club en “més que un club”. Como siempre su voz, amplificada
por la electrónica de consumo, era omnipresente. El gran Dobaño siempre está.
Debido a la etiqueta de vigentes campeones de la liga
catalana de triatlón fuimos los últimos en salir. Dorsal 77. Sin tiempo para
calentar (de hecho a duras penas fui capaz de enfundarme el neopreno
correctamente) entrábamos en la cuenta atrás del último minuto ya en las órdenes
de la juez de salida. La última media hora antes de llegar allí pasó en un
abrir y cerrar de ojos. Fue incluso caótica. De todas formas hubo un error flagrante
en los cálculos de tiempo. No pude ni ejecutar unos míseros ejercicios
articulares para preparar los 750 metros de natación. Primeras brazadas y la
idea de ir en bloque se esfumó al instante. En menos de 50 metros los hombros
me dolían como nunca; los brazos perdieron su más que entrenada agilidad y
rapidez; las piernas restaban inmóviles, pesadas, saturadas. Mis cinco
compañeros avanzaban con gran fluidez y solidez a través del picado mar, en
cambio a mi las olas se me atragantaban. Era como si el mar me rindiese cuentas.
Mientras Richard y Raúl restaban atentos a mis movimientos, combinando los
estilos de crol y espalda, Julio (nuestra luz en el mar), Sergio y Rodrigo
abrían camino.
(Salida - Foto: ISART)
Eternos fueron esos minutos dentro del agua. Sufrí.
Mucho. Demasiado diría.
Fue subir a la bici y abandonar esa agónica sensación.
Para mí todo iría a mejor. Segurísimo. Hicimos una transición correcta y
enfilamos a por la primera de las tres vueltas. Empezamos entrando todos en los
relevos mostrando un gran entendimiento, pero a medida que iban cayendo los
kilómetros, Richard, Rodrigo y un servidor cargamos con el peso del sector. Con
tal de liberar esa tensión acumulada en el agua intentaba ofrecer relevos
generosos. Como avanza esa ISAAC. Esos momentos, cuando lideraba el grupo, me hacían
sentir importante. Un sentimiento que se podría plasmar en palabras: “Mi fuerza
es vuestra fuerza, compañeros”. El viento fue protagonista durante toda la
mañana y donde más se hacía notar era sobre las dos ruedas. Richard ofrecía
doctorados encima de su SCOTT y Rodrigo bailaba un vals montando su MERIDA. Lo
pasaba bien, muy bien.
(En formación - Foto: ISART)
(Antes de entrar a la T2 - Foto: ISART)
Desafortunadamente Julio se vació en bici y finalmente no
pudo llegar a la T2 con el grupo. Ya solo faltaban 5 km a pie. Salí un poco
rezagado y me tocó apretar los dientes para enganchar. Raúl y Richard se
encargaron de dirigir esos primeros compases sobre el seco asfalto. El ritmo
era fuerte. Sergio cedió unos metros que ya le fueron imposibles de recuperar.
La frecuencia y amplitud de zancada no podían disminuir, Richard y ahora
Rodrigo no nos dejaban. Se exigían, nos exigían a Raúl y a mí. En el km 2’5,
justo al empezar el segundo giro, tuve un momento de debilidad. La exigencia
era inmensa. Pero con una mirada a la derecha, en el carril bici, donde mi
padre seguía la evolución de la carrera encima de su Diamond Back, recuperé la
alegría. No le hizo falta articular ninguna palabra para decirme lo que quería oír.
(Primera vuelta - Foto: ISART)
(Llegada: Rodrigo, Sergio, Raúl, Julio, Antolí, Richard)
Cruzamos la línea de meta en una fantástica segunda posición,
solo superados por el poderoso Fasttriatlon de Albert Parreño, unas máquinas de
hacer triatlón. Tercero finalizó el C.N. Mataró.
(Podio masculino - Foto: ISART)
A nivel personal quedé muy decepcionado con mi natación. Quiero pensar que solo fue fruto del nulo calentamiento. A la vez, me supo mal por el equipo, perdí unos segundos muy valiosos. De todas formas, y siendo optimista, lo que vino después no estuvo del todo mal.
CN Prat-Triatló, un trabajo excelente. Una vez más matrícula
de honor.
Carles, unas fotos de museo.
Núria, ya eres toda una PRO del triatlón.
Bilbao nos espera. Las cartas ya están encima de la mesa,
aunque de momento boca abajo.
1 comentario:
Allez la Suisse!!! Ai, volia dir Allez Antolí! :)
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