lunes, 30 de enero de 2012

La lesión

¡La lesión! Uno de los miedos más comunes del deportista. Y no solo por el propio dolor que produce: ya sea al caminar o al mover de una forma determinada una extremidad; sino por los pensamientos que acechan la cabeza del que la sufre.

Claramente (y generalizando muchísimo) se pueden diferenciar dos comportamientos según la modalidad de deporte que se practica: la del jugador de equipo y la del deportista que practica un deporte individual. La lesión del deportista de equipo, sea futbol por ejemplo, suele transcurrir rápido (hablando, claro, de pequeñas lesiones). Mi experiencia en este campo, entendiéndose como tal  a la serie titular/lesión/recuperación/suplente/titular, la recuerdo de una forma muy poco transcendental. Me avalan bastantes lesiones de tobillo, es decir, no se trata de una opinión justificada por una sola dolencia. Frustraba perder la titularidad, pero la liga era muy larga, había tiempo de sobras para recuperar el sitio en el once. En general, podías hacer vida normal sin más preocupaciones.
 
 
(Hace mucho tiempo de eso)

En el deporte individual, la cosa cambia. Aquí no te la juegas con 19 tíos más para estar entre los elegidos; aquí en cada competición, 200, 300, hasta 1000 hambrientos atletas, duatletas o triatletas van a por ti. Eso se puede resumir como: día que pierdes de entrenamiento, día que todos los demás te toman ventaja. Y así, día tras día que pasas sin entrenar, dejas de acumular, perdiendo continuidad; todo lo contrario que los demás (la fuente del problema, los demás). Pues esos días de teórico entrenamiento pasan exponencialmente lentos. Cada segundo del reloj se hace de rogar, dejando lugar a la ansiedad y a la desesperación.

Yo aun no he llegado a este punto. Llevo dos semanas con molestias en el muslo y consiguiente cadera de una pierna. Pensando que ya desaparecería continué hasta el viernes pasado, momento en el que decidí tirar el freno de mano y parar. Ahora poco a poco el dolor se va desvaneciendo dejando entrever los felices días de entrenamiento de nuevo. De todas formas dejemos que mañana el traumatólogo lo evalúe.

Mientras, me he pasado al futbol de nuevo (futbol digital conocido como FIFA), para que todo pase más deprisa. Como hace años.

lunes, 23 de enero de 2012

Días de entrenamiento

Las semanas se van sucediendo y consecuentemente los entrenamientos también. Día tras día los kilómetros en las tres disciplinas van cayendo como las últimas hojas que resisten en los árboles el viento de este suave invierno. Una panorámica que simboliza la dificultad de seguir creciendo como deportista (acción de caer las hojas) mediante la capacidad de seguir acumulando entrenamientos (fuerza del viento).

Hoy empieza la decimotercera semana de carga (o descarga, depende) de la temporada con un clarísimo objetivo: seguir cumpliendo con lo que está programado, algo que de por si resulta difícil debido a las 8 horas que dura mi jornada laboral (por eso lo de “triathlete in free time”). De todas formas la ilusión por el primer gran reto de la temporada puede con todo. Por fin se vislumbra en el horizonte el Campeonato de España de Media Distancia (Valencia, 4 de marzo de 2012). Se trata del debut oficioso en esta modalidad (que no oficial ya que en mi primera temporada como triatleta intenté sin éxito acabar el triatlón B de Banyoles).

La tipología de entrenamiento actual es algo diferente a la que estaba acostumbrado básicamente por dos razones: la primera, por los “gustos” (fundamentados con experiencias, literatura, cursos, etc.) que tiene mi entrenador; y la segunda, por la preparación de pruebas un poco más largas a las habituales (distancias sprint y olímpicas).

Las 12 semanas concluidas suman una cantidad de kilómetros nada despreciables, aunque mirándolo en perspectiva uno siempre cree que se hubiera podido apretar un poco más la maquinaria. La preparación previa a una prueba importante siempre resulta insuficiente des del punto de vista del atleta. Si tuviese que elegir un par de días como favoritos de estos 84 que forman las 12 semanas me quedaría con este pasado fin de semana. El sábado se saldó con una divertidísima macrosalida de 110 km en bici con los del club. No exagero si digo que éramos más de 40. Mientras que el domingo formamos un grupo de 4 unidades (Richard Calle, Alberto Gómez y un ciclista anónimo) acumulando 80 km más. Mi jornada acabó con una buena sesión de carrera a pie.

(Richard, Alberto y un servidor)

domingo, 15 de enero de 2012

Falta preparación

A lo largo de mi corta (todavía) carrera como duatleta/triatleta, pocas han sido las ocasiones en las que he competido con la BTT. Básicamente compré la Orbea Alma que actualmente poseo para “rutear” por los fantásticos parajes de mi pueblo. De todas formas, alguna competición en forma de duatlón, triatlón o simplemente carrera sí había caído. Y la verdad que con suerte dispar: desde la victoria en el triatlón de Malgrat, al abandono en los “100 km per les Guilleries” de Sant Hilari, pasando por una carrera de 6 horas de relevos en Sant Gregori o mi debut en duatlón a la Seu d’Urgell.

Hoy era el día para volver a ser BIKER en competición. Creía ir preparado para la cita (varios entrenos de más de 2 horas en los últimos meses me avalaban). Pero me equivoqué.

(Antes de empezar)

Los 6 km de carrera antes de la T1 transcurrían por el circuito de Cross de Mataró (nuestros caminos se cruzaron un par de años atrás, en el Campeonato de Catalunya de la especialidad). Antes de llegar al primer kilómetro Cristian Cofiné (compañero de club) ya había roto la carrera con un cambio de ritmo muy fuerte. El grupo ya estaba seleccionado. Pronto Sergi Rodríguez ha empezado a marcar diferencias, seguido por José Luis Cano y nuestro grupo (en el que iban los vencedores de la prueba: Ever Alejandro y Pau Zamora, en ese orden). No tenía mucho sentido correr más. Es sabido que la diferencia de verdad se marca sobre las dos ruedas.

(Corriendo con Pau Zamora y José Luis Cano)

A partir de la T1 la carrera se ha convertido en una agonía para mí. El circuito de BTT era duro, muy duro (una opinión). La gente no subía, volaba. He tenido el placer de ver cómo Alejandro y Zamora enfrentaban una subida de plato pequeño y me han dejado boquiabierto, parecía fácil. Por otro lado, en las bajadas me creía mínimamente rápido hasta esta mañana. La mayoría de ellas, por caminos y senderos muy estrechos (igual que las subidas) eran una ratonera; cada 2 kilómetros se acumulaban 3, 4, 5 bikers detrás de mí pidiendo paso. Parecía que mis bielas no eran capaces de transmitir todo el par y toda la potencia a las ruedas, porque pedaleaba igual que los demás y avanzaba pero para atrás.

(Saliendo de la T1)

Para hacerlo más épico, al castigo al que me sometía el trazado se le ha añadido el vaciado por completo de mi depósito de energía. Por delante aun 6 km sobre la bici y 2,5 corriendo. Error de principiante el no llevar conmigo un gel, algo de bebida isotónica o un plátano. A partir de aquí la carrera se ha convertido en una lucha por la supervivencia, al más puro estilo de Tarzán.

Una 72º posición final que da para reflexionar: primero, a corto plazo no voy a repetir con una prueba de estas características, hay que estar preparado para competir, y hoy no lo estaba. Segundo, tengo suficiente curiosidad como para centrarme, en algún momento, en el duatlón cross. Y tercero, hay que elegir bien las pruebas (ahí lo dejo).

Supongo que el esfuerzo de hoy servirá mañana.

miércoles, 4 de enero de 2012

7a Sant Silvestre de Girona

Muchos sabemos que no hay mejor forma de despedir un año que corriendo una San Silvestre, y este 2011 no fue la excepción. Al igual que en las últimas tres temporadas, la prueba escogida fue la de la capital de nuestra provincia, Girona. Esta vez el circuito había cambiado, no en el término belleza del recorrido ya que continuaba dibujando un camino perfecto por las más bonitas calles de la ciudad, sino por la longitud; dejando los poco más de 6 kms de las anteriores ediciones en 5. Mi hermano, convertido en runner a tiempo parcial, no dudó en participar. Está entrenando bien y era una buena forma de probarse.

Se veían muchas caras conocidas en la salida. La batalla para entrar entre los 10 mejores iba a ser dura. Como es habitual en este tipo de carreras en ruta la salida es fulgurante. Rápidamente se formó un grupo cabecero de unas 20 unidades. La inercia del pelotón sumada a la facilidad del terreno permitieron que pasásemos sin muchos problemas por debajo de 3 minutos el primer km. Como es habitual, ese es el momento en el que los polizones (entendiendo como tales a los que no están acostumbrados a correr a esos ritmos) ya empiezan a caer, aligerando el grupo. Escondido en medio de la multitud (con el gorro típico de Papá Noel) estaba José Luis Blanco. Solo comentar que cuando quiso se fue a por la victoria. Pasé los dos kilómetros siguientes a 3’09’’. El grupo se había transformado ya en una hilera: Blanco en primera posición destacado, por detrás un grupito con Genís Grau y Nan Oliveras, un par de rezagados y el grupo de 3 en el que iba, con Roger Seguí.

(Imagen de archivo)

En el último 2000 fue cuando se marcó la diferencia. Mientras que yo ya iba a menos, mis compañeros de viaje enlazaron con el grupo perseguidor de Blanco para disputar el podio. Al final entré décimo a meta con un tiempo de 15’52’’. Cabe destacar que según el GPS faltaban algunos metros, aunque prolongando el ritmo hasta los 5K justos, creo que igualmente hubiese bajado de 16’ (para los amantes de los tiempos).

Sin haber trabajado aun la velocidad-resistencia (esto es, series), los ritmos de carrera son muy alentadores. Una dosis de moral para seguir con ese frenético y cansado ritmo de vida del trabajador-triatleta.

Por su parte mi hermano se salió, corriendo en 18’10’’. Está avanzando. Si la meteorología suiza lo respeta para seguir con sus entrenamientos pronto tendré que mirar atrás.

Clasificación: