lunes, 27 de junio de 2011

XI Triatló de Puigcerdà

La preparación específica para la Copa del Rey y para la Liga de Clubes incluía el Triatló de Puigerdà. Tres semanas de carga lo han precedido, con lo que las condiciones para correrlo no eran las óptimas.

Casi 2 horas tardamos en llegar a la capital de la Cerdanya. El tiempo acompañaba, el nivel general de atletas era alto y la organicación era (y fue) perfecta, con lo que se esperaba una prueba interesante.

El sector de natación consistía en una vuelta y poco dentro de un lago situado al centro de la población. La salida se dio desde un amplio pontón de madera.

(Salida)

Por primera vez en lo que va de temporada hice una buena salida, combinando fuerza y frecuencia de brazada para llegar bien colocado a la primera boya. Todo iba bien hasta que algunos “despistados” (esperemos que sin intención de hacer trampa) no respetaron el trazado y no giraron la boya: se la saltaron. De hecho, nos habíamos desviado pocos grados respecto la línea de nado perfecta y algunos optamos por cambiar la dirección y respetar la boya, aunque lo más fácil era pasarla por dentro. Clarísimamente el error fue mío, por confiar en que los que nadaban delante seguían la dirección correcta. Pues ese giro en la primera boya se convirtió en una guerra, y esos golpes duraron unos 100 metros más (teniéndome que parar a ponerme las gafas y tragando más agua de lo habitual). Finalmente salí en la 24ª posición (y con la sorpresa de ver justo delante a gente que sale unos 20 segundos atrás siempre…). Destacar a Julio Cardo que se montó a la bici primero, delante del ex triatleta olímpico Xavi Llobet.

(Julio saliendo primero)

Transición larga y rápida que me permitió conectar, después de un calentón de 1 km, con el segundo grupo. El primer grupo (sin contar los tres escapados, entre ellos Julio) estaba rodando en el horizonte. Enlazamos con ellos a poco de empezar la subida de 5 km por la Collada de Tosses. Allí estaban Jordi Arias y algunos del Mataró (la 4ª plaza estaba en juego). En ese instante también se unieron a la fiesta Soler (del Mataró) y Merodio (del Catalunya), que hicieron la selección. Quedaban aun 3 km para coronar, era solo cuestión de sufrir, pero el ritmo me desbordó y me soltaron a falta de 1,5 km del punto de giro (la oportunidad de entrar en el TOP10 se desvaneció allí). A partir de entonces se formó un numeroso grupo, debido a la bajada y al llano en dirección a Puigcerdà, y nos limitamos a llevar un ritmito para llegar a la T2.

(Llegando a meta)

Salí a correr el segundo del grupo. Las sensaciones en este segmento continúan siendo no buenas. Muy pronto mejorarán. Al final entré a meta en 13ª posición absoluta, muy cerca de Julio (decimosegundo) y justo delante de Jordi Arias. Los tres dimos los puntos para quedar quintos por equipos.

¡Y ahora sí que la Copa ya está aquí! El Ferrol nos espera.

lunes, 20 de junio de 2011

Cursa de Puigmoltó 2011

Ayer nos desplazamos a Sant Bartomeu del Grau para, después de semanas sin hacerlo, competir de nuevo. El objetivo era una carrera de montaña de 11,3 km para continuar con la preparación de cara a ese difícil (e interesante) mes de Julio que se acerca.

(A Taiga también le hubiese gustado correr, seguro)

Empezó la carrera con un tramo de aproximadamente 1km de asfalto. Corría en el grupo delantero formado por unas 15 unidades sobre un total de 200 participantes.

(Salida)

El objetivo era mantenerse a “rueda” pero en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en cabeza. Incrementé el ritmo (en ningún momento dejando el llano/bajada), la zancada era buena, acorde con la superficie por la que corríamos. Pero a partir del km 3 la cosa se complicó. Esas magnificas carreteras limpias por las que fácilmente podían circular vehículos motorizados dejaron paso a los senderos dibujados en medio de la vegetación. Agujeros, rocas, raíces, ríos, árboles y dos leves torceduras de tobillo activaron mi sensor de precaución (“No vale la pena arriesgar más”, pensé). Durante esos 100 primeros metros de terreno 100% forestal me pasaron 3 atletas que bajaban por aquellos barrancos como si fuesen ciervos. Sin visualizar el final del bosque (y por tanto sin poder intuir el final de la bajada) llegó el punto de inflexión a lo que a precaución se refiere. Aun rodando cuarto me metí dentro de un agujero que había al lado del camino (debido a un mal apoyo), quedando cubierto por maleza hasta la cintura. El susto fue grande y a partir de entonces definitivamente cambié el chip (“Acabar entero”). Sobre el km 5 esas bajadas técnicas y ratoneras tocaron fin, pero lo mejor estaba por llegar. Cuando ya rodaba séptimo llegué en un punto de control. Había un camino “normal” a la izquierda, intenté seguir por allí (era lo más lógico), sin embargo un hombre de la organización dijo: “¡Arriba!”, señalando una pared (no se podía denominar de otra forma). Subía andando por las escaleras excavadas en la tierra que facilitaban el avance. Las manos: necesarias en todo momento para seguir. En algunos puntos la perpendicularidad con el suelo era perfecta.

Por suerte sobre el km 8 había un pequeño tramo favorable. Pasé a ocupar la novena plaza. Ya solo faltaban 2 km, pero vaya dos. Otra vez alternaba el correr con el caminar, dependiendo del desnivel. La llegada a meta (con 55'07'') fue un alivio.

Después, una vez duchado, decidí buscar el perfil de la prueba. Si lo llego a ver antes…

(Perfil de la prueba)

De todas formas se convirtió en una buena experiencia el hecho de correr por vez primera una carrera de montaña de verdad (la organización exquisita). Hay que estar muy preparado para sacar adelante con garantías de éxito una prueba de este estilo: donde la adaptabilidad al medio y la fuerza son pilares, y la continuidad y la técnica de zancada brillan por su ausencia.

El próximo sábado más: Triatló de Puigcerdà.

lunes, 13 de junio de 2011

Lucha fraternal

Hace algunos días mi madre me enseñó esa fotografía y mi mente enseguida empezó a recordar. ¡Qué tiempos aquellos!

(Buen estilo el suyo)

Mi hermano y yo nos pasábamos los fines de semana compitiendo. Generalmente el sábado tocaba jugar a futbol, mientras que el domingo era el turno para las carreras de campo a través (o cros).

Lo mejor era que no había obligaciones a lo que entrenamientos se refiere, entre semana tan solo era necesario correr en la escuela durante el tiempo de recreo, convirtiéndose esa media hora jugando al escondite en un farlek perfecto. Luego, por la tarde, doblábamos sesión o bien con entrenamiento de futbol (¡Qué bien lo pasábamos Roberto!) o bien con salida en bici por la montaña. Incluso a veces teníamos tanta fuerza que metíamos un entrenamiento al mediodía (a base de chutes a un balón).

La carrera del domingo era divertida, aunque los segundos antes de empezar siempre me agobiaban un poco (no podía entender el porqué de una pistola en lugar de un silbato para dar la salida). Además algunos rivales, a pesar de la corta edad que teníamos todos, ya usaban los codos para hacerse un sitio. Luego, durante los 2 o 3 km, esos nervios desaparecían por completo. A grosso modo, los croses siempre tenían un mismo guión: 2, 3, 4 o 5 atletas se escapaban (si nosotros triplicábamos sesión, ellos debían meter 4 o 5 entrenos diarios) y a nosotros dos nos tocaba luchar por la siguiente plaza. Cada fin de semana, en alguna localidad de Catalunya, había una lucha fraternal. Lo que estaba claro era que siempre nos metíamos en los puestos de honor.

Por suerte (para mí) siempre conseguí entrar delante de él (lo que significaba que algunas veces podía subir al podio). Pero lo que estaba claro también era que mejoraba de una forma exponencial carrera tras carrera (trabajaba desde la sombra): al principio lo dejaba antes de cruzar la línea de meta, en cambio, en la última carrera que hicimos los dos juntos (la recuerdo especialmente) me metió un susto. A menos de un kilómetro para la meta aun estaba detrás y cambió el ritmo. No sabe que si llega a apretar un poco más me deja, le faltó medio punto para sacarme de quicio. Llegamos al sprint y lo rebasé.

Se tomó su venganza particular unos años después en una milla urbana que corrimos, donde no me dio opción.

Solo me queda felicitarlo por proclamarse justo ayer, junto a su equipo de futbol (los LUC Dorigny de Lausanne) campeones de liga.